Una herramienta invisible para comenzar a enseñar
Cada docente enfrenta dos grandes retos al comenzar una clase:
- Que los estudiantes escuchen.
- Que se sientan motivados.
Hoy hablaremos del primero: lograr que escuchen.
El segundo lo dejaremos para otra ocasión.
Silencio: la hoja en blanco del maestro
Un pintor inicia su obra frente a un lienzo vacío.
Un escritor comienza con una hoja en blanco.
Ambos necesitan espacio para crear.
Algo similar ocurre en el aula. El silencio es ese punto de partida.
No es ausencia. Es presencia atenta.
Es el momento que nos permite centrar, organizar y proponer.
El silencio tranquiliza. Establece orden. Prepara el ambiente para aprender.
No se impone, se cultiva
No hace falta levantar la voz ni imponer disciplina con rigidez.
El silencio se logra con prácticas sencillas y consistentes:
- Entrar al aula en calma
- Usar una señal para comenzar
- Invitar a respirar profundo
- Integrar técnicas como Mindfulness o dinámicas de atención plena
El silencio también puede ser parte del contenido.
Cuando se incluye de forma habitual en la clase, mejora la concentración y fortalece la escucha activa.
Si se descuida, puede generar dispersión o afectar el desarrollo de las actividades.
¿Y tú? ¿Cómo cultivas el silencio en clase?
Nos gustaría conocer tus experiencias.
¿Tienes alguna técnica que te funcione? ¿Un consejo para compartir con otros docentes?
Este blog es un espacio para reflexionar y construir juntos nuevas herramientas pedagógicas.